A todos nos llega la primavera

He pasado 18 primaveras y recién le encuentro algo de sentido a la alegría que emana de ella. Cuando era niño siempre pensé que la primavera era una tontera. Desde algún punto de vista es una época medio ambigua, no es ni verano ni invierno, no hace ni frío ni calor, no es ni chicha ni limonada. Nunca me gustó. Detestaba cuando teníamos que adornar el salón con flores, animalitos y otras cosas que yo pensaba que eran una pérdida de tiempo y una huachafada. Encima, en Lima las estaciones no se diferencian mucho, se supone que es primavera pero sigue haciendo frío.

De cualquier modo, pese a mi usual reticencia a la alegría que emanaba de la demás gente en épocas primaverales, este año me pasó algo interesante.